Artículo publicado en Acción Educativa Revista Pedagógica Nº 121. Junio de 2007.

Elisa López Velasco

Queremos honrar desde nuestras páginas la figura de Elisa López Velasco, una persona de gran relevancia en el desarrollo del proyecto del Grupo Escolar Cervantes. Elisa nació en Mollina (Málaga) el 19 de febrero de 1884. Estudió magisterio en Sevilla. Fue maestra en Villablanca y en Sanlúcar de Barrameda (Huelva).                               

Posteriormente se trasladó a Madrid donde estudió en la Escuela Superior del Magisterio. Durante un curso se especializó en la enseñanza de párvulos.

Asiste a cursos de la Junta de Ampliación de Estudios. En 1921 viajó a París y Bélgica; y en 1925, con los maestros del Colegio Cervantes, a Francia, Alemania, Austria, Suiza e Italia donde participó en el curso de Escuelas Nuevas de Heidelberg y en el curso de verano del Instituto Juan Jacobo Rosseau.

Formó parte desde 1920 a 1935 del grupo de maestras y maestros que, junto a D. Ángel Llorca, hicieron posible la experiencia innovadora del Grupo Escolar Cervantes. Anteriormente fue profesora del Instituto–Escuela durante un año.

Colaboró con las Misiones Pedagógicas impartiendo cursos de dibujo para maestros.

Fue la primera mujer que formó parte de la ejecutiva de FETE–UGT.

Publicó varios artículos en la revista de la ILE.

Es una mujer preocupada por la educación en general, pero muy especialmente por la de la mujer adulta y por la enseñanza del dibujo.

Publicó la obra “La práctica del dibujo en la escuela primaria” distribuida en cuatro tomos y publicada por la Editorial Espasa Calpe (Madrid, 1933).

En el prólogo de esta obra hace toda una declaración de principios sobre su concepción de la Escuela…

“Las teorías renacentistas hora es ya que se vivan en la Escuela. Exigencias del niño: libre actividad como imperativo biológico. Exigencias de la Cultura: placer del ejercicio como estímulo del trabajo. Exigencia social: capacitación total humana. Tres imperativos que han de realizarse en un medio educador, en locales adecuados, en un ambiente íntimo, grato, bello… la Escuela”.

“La Escuela ha de ser activa. Contenidos, métodos de trabajo, procedimientos, más la pericia profesional del maestro han de concordar y satisfacer aquellas exigencias, aquellas imperiosas realidades”.

También muestra su idea sobre la aportación del dibujo a la formación del ser humano…

“El Dibujo, como toda disciplina y más que muchas disciplinas, tiene en la formación humana un amplio margen de posibilidades. Es técnica de un hacer manual, pero es antes y sobre todo el cultivo de la emoción personal, del fino y trascendental sentir estético; es acción y sentimiento”.                                           

Y no deja de plantear cómo ha de ser el educador que enseña dibujo…              

“Es conveniente ser dibujante para enseñar dibujo, es cierto; pero se puede enseñar bien sin ser dibujante. Basta para ello respetar siempre la personalidad del niño; sostener el interés; graduar los modelos en orden a su dificultad; ponerlos ante la naturaleza y el arte como sugeridores de trabajo y dejar hacer…”.

El dibujo como una actividad escolar

La Escuela actual tiende a ser activa. Esta actividad se refiere a sus contenidos y a su método. El contenido escolar es hoy complejo; tiene una base psicológica que sólo puede darla el conocimiento del niño. El niño, en su doble personalidad, en sus varios aspectos, en sus múltiples imposiciones y en sus imperiosas realidades. Tiene, además, ese contenido, valores culturales; en la Escuela se enseña, guardando a esta palabra todos los respetos y condiciones cuando de niños se trata.             

Enseñar a niños que evolucionan, que crecen, que se transforman, que cambian; seres en periodo inestable, de modalidades varias en psicología y en resistencia fisiológica, nos pone frente al doble problema de saber de una parte cuanto al niño se refiere, de otra las dificultades que ofrece la materia que se trata de enseñar.                               

Lo primero nos lleva a la psicología, lo segundo a la técnica. La escuela presenta muchas veces frente a frente estas realidades. El maestro ha de saber acomodarlas para que sin menoscabo de las leyes psicológicas el niño se capacite.

Dispone la Escuela de múltiples contenidos culturales; uno de ellos el dibujo, acaso el de mayor extensión. Toda enseñanza dada en la Escuela primaria se considera hoy lenguaje; toda asignatura, además de su contenido, debe enseñar a expresarse de dentro a fuera. Pasó el tiempo en que enseñar era llenar. Hoy enseñar es hacer que el niño se manifieste al exterior y adquiera de paso determinados conocimientos.                              

El dibujo es expresión de formas; el dibujo escolar, expresión de formas a través de una psicología; la del niño.

Es una proyección que supone concepto, sentimiento y habilidad. Este es el orden lógico de toda disciplina práctica, más tratándose de aprendizaje en niños, sigue esta otra graduación: interés, idea, técnica.

La técnica es lo último en el proceso, viene esa capacitación con una práctica acertada. El sentimiento es primero placer; al niño le gusta dibujar, se interesa por sus proyecciones gráficas y llegará a sentir la belleza como una manifestación permanente de su vida, cuando se ha formado en un medio estético, cultivando el dibujo en una dirección acertada.

Por último, es idea cuanto el niño expresa en todos sus dibujos, porque, primero, es receptivo de la forma de un modo inconsciente, las múltiples sensaciones visuales, táctiles, musculares dan vida a su conciencia, nutriendo de paso la subconciencia, según teoría herbatiana; segundo, expresa estos estados psicológicos (ideas) en representaciones gráficas; tal, por ejemplo, el niño que hace un monigote, donde con la mayor sencillez y el más expresivo realismo intenta señalar aquellas percepciones de que tiene conciencia y le son posible gráficamente expresar, dados sus limitados recursos técnicos. Son rasgos sintéticos de gran riqueza ideológica en los que casi siempre se manifiesta la vida en su múltiple dinamismo.                         

El dibujo de la Escuela primaria es el contenido más activo, el que sirve de expresión en todo el trabajo de clase, sean cuales sean sus posibilidades técnicas.

No se concibe un niño que libremente disponga de papel y lápiz sin que proyecte con profusión, primero sus percepciones y sus ideas, lo que ve y le interesa y segundo su manera de sentir. En uno y otro caso representa por medio de signos los conceptos, las formas y los asuntos.

El dibujo, por tanto, es lenguaje. Kerchensteiner, el organizador de las Escuelas de Munich, gran psicólogo especializado en dibujo infantil, ha dicho que lenguaje, dibujo y trabajo manual son la trilogía lingüística de la infancia. En efecto; mediante esas tres formas de expresión el niño manifiesta los múltiples recursos de su actividad creadora; son la primera manifestación de su vida consciente, cuando sus manifestaciones le permiten asociar la forma con la idea. Si los dejamos hablar, los dejamos dibujar y los dejamos construir libremente, sabremos que piensan, cómo sienten y sus posibilidades técnicas.                    

Este valor psicológico del dibujo nos lleva a considerarlo en la Escuela de una importancia capital. Es una disciplina formativa de amplio contenido cultural, capacita en un adiestramiento práctico, en un hacer dependiente de la actividad, supuesto que no se capacita oyendo pasivamente, sino haciendo, y educa porque crea valores permanentes en el niño, hombre mañana, para sentir más delicadamente la belleza y para producirse en la conducta según norma de bondad que es forma bella.

Si la Escuela al fijar sus contenidos (asignaturas) los selecciona por sus amplios fines humanos y la más útil aplicación, el dibujo tiene ambos valores.

Tiene el dibujo un gran poder de formación; los sentidos más ricos encuentran en su ejercicio el más acertado desenvolvimiento. Las facultades intelectuales, en el amplio campo de las sensaciones, percepciones y conceptos, ejercitan, cuando la orientación es acertada, el rico tesoro del juicio y del raciocinio.

La potencia estética puede cultivarse desenvolviéndose y enriqueciéndose a la par, y el sentido moral de la conducta, cuando se siente la belleza como un imperativo de nuestra conciencia, participa de la belleza en unidad, la que lleva al hombre a producirse en armonía estética en todos los momentos de su actuación social.

Por otra parte, ha sido un error de nuestra Escuela intelectualista, muy siglo XIX, creer que el dibujo había de ser diferente en la Escuela de niños y en la de niñas; partían del supuesto falso que era un arte más o menos práctico, casi una sola habilidad manual, de aplicación utilitaria, y en este sentido tenían impuesto socialmente en el aprendizaje rumbos distintos.                         

Hoy el dibujo es una disciplina escolar como la Geografía, la Aritmética o el Lenguaje; a nadie se le ocurre pensar que aquéllos y los demás contenidos escolares que integran la primera enseñanza han de darse de modo distinto en ambas Escuelas, porque siendo formativas sus finalidades últimas en cada enseñanza, es antes la función educadora que realizan que la cultural, aunque vayan íntimamente unidas. Del mismo modo en Dibujo su metodología es una porque uno es su fin educativo, y sólo cuando buscan aplicaciones prácticas en los últimos grados de ambas Escuelas, se diferencian en los temas de trabajo. Los niños intensificarán más los ejercicios de aplicación a las artes industriales y las niñas a las labores propias del hogar.                         

Es, por tanto, el dibujo una realidad viva en la Escuela, realidad que influye en todo el hacer escolar, ya que el niño, si está sometido a un trabajo activo y pone en el esfuerzo la expresión de su potencia creadora, ilustrará en las demás clases sus lecciones, y este esfuerzo en todas las asignaturas, además de hacerle el trabajo interesante, afirmará las nociones que percibiera por los sentidos.

Líneas generales para su aplicación a la escuela

Han de buscarse buscando al dibujo en la Escuela como una disciplina educadora capaz sólo de eficacia mediante el hacer. No puede aprenderse a dibujar más que dibujando; no basta que digan así se hace ni que presenten modelos; hay que dibujar. El dibujo en sí, por su naturaleza, nos indica una dirección como en toda actividad práctica, hacer mucho, primero libremente, luego como una norma.

Por otra parte, el niño es activo y sólo adquiere plenitud en el ejercicio activo de su personalidad, segunda línea general de aplicación práctica. El dibujo, por tanto, no se enseña, se aprende; es una autodisciplina en la que toma amplia parte las percepciones visuales, muy pocas auditivas y en gran intensidad las musculares.

El maestro prepara el camino (método) y deja hacer siguiendo un programa. Sin este hacer repetido que satisface a la disciplina (dibujo) y a la naturaleza del niño (actividad) el dibujo escolar no cumpliría sus fines. Además no es función de la Escuela formar artistas. Si la Escuela los descubre debe tener virtualidad para conservarlos, para hacer que se cultiven sin pérdida de aquellas disposiciones naturales; pero la Escuela actúa sobre el tipo medio de niño, aquel que sin ser prodigio, es inteligente y ha de formarse para la sociedad, es decir, para la vida.

Por esto las líneas generales de trabajo han de fijarse tomando de la vida (sociedad), del Arte (cultura estética) y del niño (psicología) los valores que desenvuelven y forman plenamente, para que el niño viva en la infancia su vida de niño (que no tiene nunca los contenidos ni los ideales del hombre) y para que se forme con vistas a los más amplios conceptos de hombre social.

0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Información sobre protección de datos

  • Responsable: Fundación Ángel Llorca.
  • Fin del tratamiento: controlar el spam, gestión de comentarios.
  • Legitimación: tu consentimiento.
  • Comunicación de los datos: no se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: fangelllorca@gmail.com.
  • Información adicional: más información en nuestra Política de privacidad.

Otras noticias

Últimas noticias

Nube de etiquetas

Share This